DEVOCIONALES Y PENSAMIENTOS

martes, 10 de febrero de 2015

LAS AVENTURAS DE JACOB

La vida de Jacob está narrada en el Génesis, el tercero de los Patriarcas hebreos, su vida fue marcada por el engaño, las mentiras, las ocultaciones, las trampas y todo eso acompañado de mucho dolor y sufrimientos, separaciones, destierros y perdidas.

Su vida comienza como un joven consentido, su madre tiene y muestra una marcada predilección hacia él frente a su hermano Esaú con el que son mellizos, pero muy diferentes en su carácter y anhelos.

Esaú era un hombre rudo, poco sofisticado y nada espiritual, podríamos decir que era un hombre carnal, dado a los abusos y a buscar los placeres carnales, conformista y sin valoración alguna por el plan divino sobre su vida y familia.

Al contrario Jacob era un joven hogareño y dado al pensamiento, tenía aspiraciones y desde siempre deseó la primogenitura que por muy poco (por unos escasos minutos) le arrebató su hermano Esaú, él si apreciaba el valor de aquella primogenitura que implicaba "LA BENDICION", apenas podemos entender la magnitud e importancia trascendente de aquella "bendición",

Sin pretender ser un experto diré que esa bendición venía desde el mismo tiempo de la creación, era la bendición que Dios entregó a Adán y Eva en el momento de la creación, era la bendición de la posesión y señorío de la Tierra, pero además llevaba intrínseca la promesa de salvación en un descendiente Notable, el Mesías, el Gran Rey que un día traería salvación, paz, orden e igualdad a la humanidad,

Jacob deseaba esa bendición, Esaú la despreció y un día la vendió a su hermano por algo tan vulgar como un plato de guisado de lentejas, esto sumado a su vida mundana y disoluta hizo que Dios despreciara a Esaú y fijara sus ojos en Jacob como el que continuaría la línea del Mesías.

Dios desechó a Esaú por su carnalidad, pero Jacob no era perfecto, se acostumbró a tomar lo que quería usando la astucia, el engaño y las trampas, su nombre le marcaba Jacob significa Suplantador, Dios tenía mucho trabajo con este hombre, así que cuando Jacob roba de su padre Isaac la bendición, su hermano quiere matarlo y Jacob debe huir a lo de su tío Labán; allí Dios le da de su propia medicina ya que el tío Labán era un experto tramposo.

Jacob debe soportar por años las trampas y jugarretas de su tío, con engaños y artimañas le retiene por muchos años trabajando para él, así cuando por fin se va lo hace también con engaños y huye con mentiras, para volver a la casa de sus padres ya como un hombre con mujeres e hijos.

Pero una vieja sombre del pasado le trae temores y aflicciones, le habría perdonado ya su hermano Esaú?, qué pasaría en el reencuentro?, le vería como hermano o como enemigo?, así llegamos a ese memorable capítulo 32 que cambia la vida de Jacob, aquella noche en que es confrontado por Dios respecto de su carácter y aún su nombre es cambiado por el de Israel, una noche de la cual él sale cojeando de una pierna, pero con una nueva identidad, ya no es el joven fuerte e impetuoso que se jacta de su astucia, es un hombre débil y frágil que debe confiar en Dios para su protección y cuidado.

El encuentro con su hermano es pacífico, Dios ha tratado y se ha adelantado amonestando a Esaú, al llegar a su casa encuentra que su padre aún vive pero su madre ya ha muerto y aún tendrá que sufrir mucho más, sus hijos fingen la muerte de su hijo predilecto José y le ocultan por muchos años la verdad de que por celos lo han vendido como esclavo a unos mercaderes.

Por fin llega el hambre que les lleva a buscar alimentos en Egipto, allí el reencuentro de José, Dios ha cambiado lo malo y lo ha vuelto en bendición, el daño se vuelve beneficio en las manos de Dios, Jacob se reencuentra con su amado hijo José y al estar delante de Faraón sus palabras hablan de su vida, "pocos y malos han sido los días de mi peregrinar". Pero al final Dios le dio paz y murió rodeado de sus hijos y nietos en Egipto.

La vida no es un jardín de rosas para nadie, lo importante es mantenernos tomados de la mano de Dios hasta el final, habrá épocas mejores y las habrá peores, pero Dios siempre estará para echarnos esa mano, esa ayuda y al final cambiar lo malo en bendición.

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